viernes, 11 de febrero de 2011

Entrevista para la revista Habitus

“El género fantástico no es para hacer dormir a los niños, sino para despertar los sentimientos dormidos de los adultos”

El escritor Pablo Banini encontró en Claromecó el paisaje ideal para dejarse llevar por las imágenes sensibles que acumuló en sus experiencias previas: el cine, el teatro y la escritura. Después de 6 años de gestación, nació allí “Soma, el árbol de la vida”, una historia que representa una apuesta al género fantástico en Argentina. A través de él, Pablo nos invita a buscar en nuestro interior aquello que no usamos o no sabemos cómo usar para ponerlo en funcionamiento y descubrirnos como seres sensibles.

¿Qué tiene que pasar en nuestra infancia para ser capaces de crear un mundo mágico?
Creo que todos los artistas tenemos cosas para compartir o comunicar. Yo experimenté en varios planos el cine, el teatro, un poco de música y al fin encontré el lugar donde puedo transmitir sentimientos a la gente. Mi objetivo es hacer sentir al lector y elijo el género fantástico porque me siento muy cómodo contando historias que parecen ajenas pero están más cerca de lo que nos parece.

¿Qué te pasó durante la escritura de SOMA?
Muchas cosas ocurren en un período tan largo de escritura, pero lo fundamental es el crecimiento interior que te va modificando, tal vez tan despacio que no te das cuenta. Uno de los momentos que más me marcaron fue cuando un amigo se llevó el manuscrito que tenía y la mujer me llamó al otro día para decirme que su marido no había dormido por leer mi libro. Cuando terminó fue hasta mi casa y me dijo: “dejá todo y dedicate a escribir, esto es lo tuyo”. Lamentablemente esa persona (El Negro Torres) falleció antes de poder ver el libro terminado, pero su hija Caro me prometió que le leerá el libro por la noches y que él, desde el cielo, estará esperando el próximo capitulo.

¿Qué es mejor para suplir la angustia de la muerte: creer en un mundo mágico, creer que alguien nos espera y se llama Dios o creer que “a mi no me va a pasar nada”?
Todos en este mundo queremos o debemos dejar algo para tratar de mejorarlo. En verdad SOMA se inicia con el nacimiento de mi hijo. Al nacer nuestros hijos, eso nos sensibiliza y nos hace pensar en cosas que en otros momentos no nos hubiéramos imaginado: el hecho de la muerte por ejemplo o la responsabilidad. Pensar que nadie tiene el tiempo comprado en esta tierra me llevó a pensar en dejar algo. “Soma, el árbol de la vida” nació con la idea de dejarle un legado a mi hijo, pero con el correr del tiempo la gente que leía el manuscrito me decía: “tenés que publicarlo”. Y esa idea me fue convenciendo hasta que hoy se hizo realidad.

¿Cuánto creés que te va a llevar escribir la saga?
Por ahora tengo tres libros: uno escrito, otro por la mitad y el tercero en la cabeza. Los libros siguientes me van a llevar menos tiempo de trabajo porque la estructura del libro final, o sea el libro gordo, ya está creado. Tengo mucha información del primer libro, muchas cosas que quiero que pasen, varios datos para desarrollar y personajes que ya están creados. Y tengo lo más importante: el apoyo incondicional de mis seres queridos, mi familia y mis amigos que más de una vez me escucharon y dieron fuerzas para seguir adelante. Yo pienso que para mediados del 2012 ya va a estar la segunda parte de SOMA y esto en verdad es una primicia.

¿Cuál es el la mayor satisfacción que sentiste hasta el momento?
Lo primero y antes que nada fue ver el libro impreso. Eso fue increíble. Y luego la respuesta de la gente que iba leyendo el libro. Muchos de ellos me mandaban mensaje por facebook, a mi mail privado y también otros me paraban por la calle para felicitarme por mi trabajo. Y en tercer lugar la cantidad de ejemplares que se han vendido. Pero lo que más me sorprendió fue cuando recibí un mail de la empresa de cine “Paramount Picture” solicitando que les enviara un ejemplar para analizarlo y tal vez llevarlo al cine.

¿Cómo ves al género en Argentina?

Está un poco menospreciado en nuestro país. Muchos te dicen: “pero mi hijo no lee casi nada”. Entonces les contesto que el género fantástico no es para hacer dormir a los niños, sino más bien para despertar los sentimientos dormidos de los adultos. Se te quedan mirando y te dan ganas de decir: “Borges y muchos escritores argentinos más también escribían fantasía”. La vorágine de esta sociedad te invita a ser un ente y a no pensar, ni siquiera a sentir, por eso debemos luchar por conseguir nuestra identidad, por valorar nuestra independencia interior. Cuanto más pensemos, más libre seremos. Debemos revalorizar nuestros sentidos. De eso trata la literatura fantástica, de encontrar en tu interior eso que no usás o no sabés cómo se usa y ponerlo en funcionamiento.

¿Qué pasaría con el género fantástico si descubriésemos vida en otro planeta y ese mundo fuera realmente mágico?
Eso ya ha pasado, hemos descubierto nuevos mundos. Había un loco que imaginaba mundos que luego fueron descubiertos, ¿no? Julio Verne imaginó un viaje por las profundidades del mar, la vuelta alrededor del mundo y lo más inexplicable de todo, un casi imposible viaje a la Luna. Todo pasa primero en la imaginación y luego puede convertirse en realidad. Este último siglo ha sido de gran crecimiento o de decadencia según de donde se mire. El hombre ha inventado medios increíbles de comunicación, de transporte, ha reemplazado partes de su cuerpo por artefactos mecánicos o electrónicos, y sin embargo sigue sin saber cómo amar al ser que tiene a su lado. Es un enigma que tal vez nunca encuentre su ecuación.

¿Qué te parece que Habitus?
Me parece una propuesta muy buena. En realidad todo lo referido a la cultura debería ser gratis. Habitus refleja muy bien la cultura de Tres Arroyos, dicen que las cosas más importantes de la vida son gratis…

¿Qué otras actividades realizás?
También, me gusta viajar. Será el próximo paso con SOMA, viajar para que más lectores conozcan este universo que he creado.

Te dejamos tus 100 caracteres de fama para que digas lo que quieras a la gente de Claromecó:
Lo único que podría decir es gracias. Gracias a todos por confiar y apoyar mi trabajo, a la gente que colaboró en las presentaciones del libro, a la que estuvo y está presente día a día en esta nueva etapa de mi vida, casi un sueño, mi sueño cumplido de ser escritor.

PING PONG para Pablo:

Intimidad:
¿En la pista bailando o en la barra con un trago?
En la pista.
¿Bóxer o slip?
Depende la ocasión…pero elijo el slip.
¿La inseguridad de la imaginación o la seguridad de lo clásico?
Siempre, y cueste lo que cueste, la inseguridad de la imaginación.

Claromecó:



Un lugar de la ciudad: El mar.
Un personaje: Borelli.